No hablaremos de OGL, hablemos de Mayi.
No crean, es difícil vivir la vida cotidiana. Buscamos pensamientos profundos porque nos hacen sentir bien y en paz pero a la hora de enfrentar el tráfico, las deudas, el trabajo y nuestras responsabilidades en lo que menos pensamos es en lo que aprendimos a través de nuestras reflexiones. Encontramos nuestro centro y nuestra luz interior para perderla porque se tarda el metro y estamos llegando tarde al trabajo o a la escuela.
Ser feliz es un hábito, y los hábitos cuestan. Tener disciplina y constancia es una conquista. Nos dicen tantas veces que cambiemos de actitud que esa frase se nos antoja vacía.
Mayi está ante la realidad; el estrés mata. No metafóricamente, es la verdad. Tres doctores le dicen; "Cambia tu actitud", sin embargo ha dejado que su estrés, enojo, frustraciones, se vuelvan una enorme bola de nieve cuesta abajo, tanto le ha afectado que ya no sabe cómo detenerla. El único fin posible es la tumba.
¿Cuál es tu bola de nieve? Toma un instante, respira. No importa qué tan grande es, puedes todavía detenerla. Puede no ser el estrés, puede ser la depresión, la flojera, la desidia ú otro factor.
La tranquilidad viene cuando sabes qué tienes que hacer y lo haces. Hay deudas, hay tareas, hay que hacerles frente, hay que aceptar la responsabilidad como una medalla.
Creo en la responsabilidad personal, creo que la persona virtuosa sabe decir "este acto es mío, este error es mío y gracias a él aprendo, no lo voy a esconder porque si lo hago no podrá enriquecerme."
Y todo esto suena muy bonito, pero si no tomas el tiempo de desacelerar y reducir tu bola de nieve de nada habrá servido. No podré devolverte los cinco diez minutos que tardaste en leerme.
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