Emoticón actual: exhausto/a
-Estoy a punto de cometer el error más grande de mi vida.
Pero no estoy seguro que la historia comience allí esta vez. Me di la vuelta y llegué a hacer exactamente eso, un error, precisamente a marcar y hablar sin poder decir nada, un amargo hasta luego y el silencio después de los gritos.
-¿Me estás escuchando?-
Caminas a mi lado hoy que no debí de encontrarte, el peor momento para hablar, no tenía nada preparado y te lo dije, y lo que es peor, me permitiste que lo dijera todo sin interrumpirme para informarme que eso no va a pasar, ya no hay al rato, ya no hay después.
-¿Podrías hablar en español?
Estoy otra vez en la sesión, las paredes blancas, los cuadros azules, abstractos, diciendo nada, repitiendo todo a mi punto de vista, no como pasó, la realidad objetiva es parte del presente y nunca del pasado.
-Debes de entenderla-
-No. Esta vez no quiero entender. Ya me cansé de entender, de que me dé vueltas la cabeza, ya estoy cansado de eso, me quiero enojar, quiero gritar y maldecir.
-Eso no te va a hacer sentir mejor.
-Quizá no.
-Debes de liberarte de tanto rencor. No es sano. Lo estabas haciendo bien.
Es la sala y tengo los sobres en la mesa, hablo con Alejandro de las capacidades del espacio y al ver la entrada entra Soledad en silla de ruedas. Voy a saludarla y me habla de que todo el tiempo sufre esos dolores fantasmas en la pierna.
-¿Como en la caricatura donde a Jaimico se le fractura su pie fantasma?-
En la ventana la alumna habla de algo que no es capaz de entender y cómo podría. No sabe qué es el dolor de ver a alguien que le debes tanto en silla de ruedas especialmente después.
...
Especialmente después que te das cuenta que por la diabetes le cortaron una pierna, ya, ya lo dije, quinientos puntos. Te regalo esos quinientos puntos, ya no es gracioso. ya no es gracioso para nada.
En el camión el chofer se detiene en el semáforo y una señora junto a mí le reclama, le dice qué está esperando, que debe seguir el recorrido. El chofer responde cualquier pretexto y la señora sigue alegando, de algún modo dice lo que los demás sentimos, pero todos se aguantan. El chofer ahoga sus reclamos subiéndole el volumen al yo viviré de Celia Cruz que en paz descanse.
Tenía las palabras, podía haberle dicho al chofer que respetara a la señora, que no sea grosero y ponerme a alegar yo también.
pero no lo hice. Y ni siquiera sé porqué no lo hago. El chofer y una chava que no le gusta ir al cine, que nunca ha pisado un cine porque nunca le interesó, en cualquier oportunidad se burlan de la señora, quien está muy enojada.
Pero yo no.
En el taller de los lunes un tipo reclama una y otra vez que el poema está mal en gramática, y se nota que nadie está de acuerdo con él, ya no les importa su opinión y a mí tampoco. Le doy la espalda a todos aquellos que tampoco me interesan.
-Estoy cansado de entender. Estoy cansado, punto.
-Pero vas a seguir pensando en eso, tiendes a sobreintelectualizar las cosas.
Bajo la mesa al fin veo que tiene pies. yo pensé que se le habían caído o algo. Nunca le cuento nada, pero sabe que no estoy bien. Soñó que su hermana daba a luz a un niño.
-En realidad no tienes buena opinión de ella.
-¿Porqué lo dice?
-¿La tienes?
Tal vez ya no vaya a la siguiente sesión o tal vez sí. Abandonar, me sale bien. Su cuenta ha sido cancelada, mes con mes llega el mismo correo y no creo que sea verdad.
-¿Y para cuándo?
-Para pronto.
-Eso es lo mismo que todos decimos.
Es hora de dormir y no lo es. Es difícil poner en palabras aquello que el corazón apenas entiende, eso lo dijo Passolini, debería llevar el poema para leerlo en clase, en ese otro lugar que todo es lindo y bello, sólo por un rato.
-Mi corazón en este momento es un desastre.
-Te quiero.
Desde su ventana Perla quiere hablarme de eso que tampoco entiende, interrumpe mi clase para hablar de los niños que atravesaron el ártico para matar a un extraño.
Es de noche y sigo en el camión con el chofer maleducado, quizá yo hubiera hecho lo mismo. quisiera pensar que no porque esta vez no lo pienso entender y lo terminaré entendiendo.
-Nunca he ido al cine. En mi vida he pisado uno, nunca me llamó la atención hasta últimamente.
Y es así como la historia debería haber comenzado.
Pero no estoy seguro que la historia comience allí esta vez. Me di la vuelta y llegué a hacer exactamente eso, un error, precisamente a marcar y hablar sin poder decir nada, un amargo hasta luego y el silencio después de los gritos.
-¿Me estás escuchando?-
Caminas a mi lado hoy que no debí de encontrarte, el peor momento para hablar, no tenía nada preparado y te lo dije, y lo que es peor, me permitiste que lo dijera todo sin interrumpirme para informarme que eso no va a pasar, ya no hay al rato, ya no hay después.
-¿Podrías hablar en español?
Estoy otra vez en la sesión, las paredes blancas, los cuadros azules, abstractos, diciendo nada, repitiendo todo a mi punto de vista, no como pasó, la realidad objetiva es parte del presente y nunca del pasado.
-Debes de entenderla-
-No. Esta vez no quiero entender. Ya me cansé de entender, de que me dé vueltas la cabeza, ya estoy cansado de eso, me quiero enojar, quiero gritar y maldecir.
-Eso no te va a hacer sentir mejor.
-Quizá no.
-Debes de liberarte de tanto rencor. No es sano. Lo estabas haciendo bien.
Es la sala y tengo los sobres en la mesa, hablo con Alejandro de las capacidades del espacio y al ver la entrada entra Soledad en silla de ruedas. Voy a saludarla y me habla de que todo el tiempo sufre esos dolores fantasmas en la pierna.
-¿Como en la caricatura donde a Jaimico se le fractura su pie fantasma?-
En la ventana la alumna habla de algo que no es capaz de entender y cómo podría. No sabe qué es el dolor de ver a alguien que le debes tanto en silla de ruedas especialmente después.
...
Especialmente después que te das cuenta que por la diabetes le cortaron una pierna, ya, ya lo dije, quinientos puntos. Te regalo esos quinientos puntos, ya no es gracioso. ya no es gracioso para nada.
En el camión el chofer se detiene en el semáforo y una señora junto a mí le reclama, le dice qué está esperando, que debe seguir el recorrido. El chofer responde cualquier pretexto y la señora sigue alegando, de algún modo dice lo que los demás sentimos, pero todos se aguantan. El chofer ahoga sus reclamos subiéndole el volumen al yo viviré de Celia Cruz que en paz descanse.
Tenía las palabras, podía haberle dicho al chofer que respetara a la señora, que no sea grosero y ponerme a alegar yo también.
pero no lo hice. Y ni siquiera sé porqué no lo hago. El chofer y una chava que no le gusta ir al cine, que nunca ha pisado un cine porque nunca le interesó, en cualquier oportunidad se burlan de la señora, quien está muy enojada.
Pero yo no.
En el taller de los lunes un tipo reclama una y otra vez que el poema está mal en gramática, y se nota que nadie está de acuerdo con él, ya no les importa su opinión y a mí tampoco. Le doy la espalda a todos aquellos que tampoco me interesan.
-Estoy cansado de entender. Estoy cansado, punto.
-Pero vas a seguir pensando en eso, tiendes a sobreintelectualizar las cosas.
Bajo la mesa al fin veo que tiene pies. yo pensé que se le habían caído o algo. Nunca le cuento nada, pero sabe que no estoy bien. Soñó que su hermana daba a luz a un niño.
-En realidad no tienes buena opinión de ella.
-¿Porqué lo dice?
-¿La tienes?
Tal vez ya no vaya a la siguiente sesión o tal vez sí. Abandonar, me sale bien. Su cuenta ha sido cancelada, mes con mes llega el mismo correo y no creo que sea verdad.
-¿Y para cuándo?
-Para pronto.
-Eso es lo mismo que todos decimos.
Es hora de dormir y no lo es. Es difícil poner en palabras aquello que el corazón apenas entiende, eso lo dijo Passolini, debería llevar el poema para leerlo en clase, en ese otro lugar que todo es lindo y bello, sólo por un rato.
-Mi corazón en este momento es un desastre.
-Te quiero.
Desde su ventana Perla quiere hablarme de eso que tampoco entiende, interrumpe mi clase para hablar de los niños que atravesaron el ártico para matar a un extraño.
Es de noche y sigo en el camión con el chofer maleducado, quizá yo hubiera hecho lo mismo. quisiera pensar que no porque esta vez no lo pienso entender y lo terminaré entendiendo.
-Nunca he ido al cine. En mi vida he pisado uno, nunca me llamó la atención hasta últimamente.
Y es así como la historia debería haber comenzado.
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