-Se llama Mobo-
-¿Quién?
-Le vi cara de Mobo.-
Necesta lentes, me lo dijo la semana pasada, la luz que se refleja en el asfalto le hace mucho daño, estos días está usando esos lentes que le cubren casi toda la cara. Siempre dice que va a usar los zapatos bajos y siempre trae los tacones. En el metro una niña se le quedó viendo y le dijo a su mamá que esa señora no tenía pies. La parte que no tenía pies le causó gracia, lo de señora no.
En alguna parte del mundo siempre es lunes.
Estoy sentado detrás de un ciego tratando de hablar de poesía pero hasta ahora eso no ha sido posible. Rodeado de gente que piensa que no hay mejor poeta que Neruda o que Jaime Sabines yme tratan de convencer que debo de pensar que López Velarde es buen poeta y que Leopoldo Lugones es mucho muy inferior a él. Un tipo con nombre de calendario y acento de ignorante dice que quiere algun día escribir algo sencillo para los niños y le digo que está en un error, a los niños les disgustan los cuentos infantiles. La tallerista sigue hablando y olvida por completo lo que acaba de decir. Ella dice que soy un poeta entrañable y aqui estoy, sin poder terminar un soneto y recibiendo mensajes de lugares que son impertinentes. La niña de Argentina fue a recibir a su mejor amigo que escapó de su casa, le va a ayudar a conseguir trabajo y lo va a tener viviendo con ella, y lo único que tengo que decir al respecto es; OK. Recuerdo que antes, si yo siquiera mencionaba el nombre de otra mujer ella se volvía loca y salía sin despedirse. Por alguna razón quisiera sentir lo mismo, molestarme y cerrar la ventana, pero eso no pasa, sigue el silencio como es costumbre a esta hora.
Los pasillos de la escuela del mismo color que los recuerdo, las caras no son las mismas y aún sigo perteneciendo a esos pasillos.
Pero esa historia no llega hasta la otra semana.
El café me hace mucho daño y mi taza sigue llena. Me doy cuenta que ella no me llama por mi nombre y cuando lo traigo a colación le resulta normal. Me habla de una casa abandonada y de una niña que vive en un mundo de acuarela, un rostro negro en la pared atrapa la mirada y no quiere entrar en los recuerdos.
y de regreso, en este lugar donde no se puede caminar con tacones y ella los tiene en el lugar donde deberían de ir sus pies, estoy aquí porque es parte de la lista de cosas que debo de hacer en este tiempo de que no vale la pena escribir o quizá sí, escribo esto porque no quiero decir nada.
Estamos en el peor lugar posible caminando hacia donde no recuerdo y ella me insiste que no deberíamos estar tan lejos.
En una caja tienen a esos cachorros que todos sabemos que no tendrán un buen hogar. Un mes de nacidos y se ven tiernos y bellos pero al crecer destrozan los asientos y se quedan encerrados en la zotehuela.
-Pobrecito-
Bajo el rayo del sol seguimos caminando hacia ninguna parte.
Monday, May 22, 2006
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