Monday, May 29, 2006

rostros muertos

-No me sentía como una mujer porque yo no olía bonito- Dijo ella.
En medio del salón los rostros muertos de los poetas nos observan, frente a mí resulta que uno de los rostros muertos es de una persona real, que me habla, que conoce mi nombre, que sabe que entre mis dedos hay otra cosa que no es el espacio entre estas teclas. Junto a mí una voz improvisa una canción que alaba la presencia felina del sol. Mucho más grato que la niña tonta que escribió que la luna es bonita y que cuando entra por su ventana la hace sonreír.
-Sabes perfectamente qué está mal contigo, te has vuelto un erudito de ti mismo, te curas en el momento que lo quieras, pero no parece que quieras.
El aire de este cuarto tiene un extraño tinte del color presente cuando cierro los ojos. Es el momento que recuerdo que estaba en la preparatoria y una compañera me dijo que no era guapo porque no quería. y de alguna manera cobra sentido.
Afuera llueve, y los truenos son demasiado breves.
Debería llover para siempre, y debería cambiar el mundo para que recolectemos esa agua y se acabara la sed pero de alguna manera eso no sucede, es tan breve la lluvia, es tan breve el momento que aceptas y te rindes ante tus propias lágrimas, quisiera en este momento llorar permanentemente. es difícil pensar con la cabeza llena de lluvia.
En la pantalla un monstruo parecido a un payaso corre arrastrando una gran pirámide de metal tras de sí. Me pregunto si escuchas los mismos truenos que yo, me pregunto con cuales ojos verías a las mismas alucinaciones que yo.
Estoy en la esquina de un café escuchando a unos negros alabar al señor.
-¿Te parezco que soy guapo?-
-Sabes que sí, pero eso no importa, es la manera que tienes de pararte.-
Desde esta silla veo la esquina donde corríamos juntos y una compañera de la escuela pasa sin verme, pero yo a ella sí, hoy no viene con su niña, como la vez que la vi en la esquina de tu casa.
Compartiendo un café y en este instante no tienes nombre. En un mensaje la niña que viene de las estrellas está abrumada porque su hermana se casa y aunque no sé de esto le llamo para que se sienta mejor y qué hay de mí. En la esquina del café de las voces negras Ella me cuenta que hace tantos años se reúnen para comer pizza y beber cerveza pero eso ya no pasa porque una de sus amigas se volvió 'decente' por las razones equivocadas, que mañana no van a ir a ese lugar donde compartieron tantas alegrías, y que le gustaría ir al museo o ver películas, Hablamos de esa película de Jeremy Irons que tú y yo vimos y él es su actor favorito desde que lo vio en 'Lolita', y resulta que hablamos de la misma película porque su co-estelar es Juliette Binoche.
Se va a ir un mes a Coatzacoalcos y tomó la decisión equivocada. Desaparece tras las paredes y en un instante el tiempo pareció no importar porque es la misma alegría.
Estoy en la esquina del Parque Hundido hablando de caricaturas japonesas y caballos con dos personas indivisibles. Detrás del helado resulta que a una de ellas le gustó esa canción que conociste gracias a mi.
Perla me llama para hacerme una pregunta que solo yo puedo saber, y en la mano tengo el libro que ella necesita antes de partir a su viaje a un lugar que nunca conoceré.
Estoy en los pasillos otra vez, él habla confiando que sé de lo que habla, y tengo que concentrarme para poder captar eso tan importante que quiere que yo escriba, me entrega un libro y quince días, pero esa es otra historia y faltan algunas semanas para hablar de ello.
Es miércoles cercano al infierno y alguien está destruyendo lo que nos tardamos tanto tiempo en construir, tres horas después de montar guardia puedo anticipar que es el final de temporada, es jueves al mediodía y las ventanas están oscurecidas, y aunque la segunda parte tarde hasta la noche para concluir la veo.
Santa Madre del Gemelo Parásito.
Pierdo el aliento al ver el pie.
Un solitario pie en la playa.
El mundo se borra, los gritos ante la ventana, las pastillas, el muerto en la tumba incorrecta en este momento son una nada.
Ante la puerta de un mundo de hermosura. Un pie en la playa.
-A veces pienso que lo que verdaderamente necesito siempre ha estado frente a mi-
Estoy frente a un café y una ensalada y esta semana lo que nunca ha ocurrido dos veces aunque Marcos haya entrado hasta el Zócalo, una persona a la que le pagué por escucharme dice algo que ya sabía aunque nunca he hecho nada para remediarlo y ya es hora.
Caminando entre diversos olores un muerto viviente arrastra sus inertes piernas en los andenes y ella sabe de lo que hablo y tú también lo sabrías por eso es tan importante.
La mujer que nos vende los discos le falta una mano ciento cincuenta puntos la que se sentó en el otro andén sus piernas son muy distintas al menos otros doscientos puntos pero hoy la puntuación no importa, pero ella tiró todos sus zapatos y por las calles con malas piedras choca el hueso donde solían estar sus pies al menos mil quinientos puntos.
Estoy otra vez ante la mujer que no se sentía mujer porque no olía como las otras niñas. su padre la educó y era artista y no se preocupó nunca por el jaboncito de melón o que el shampoo o el perfumito. Alguien me dijo que la vida la he estado midiendo en función de ustedes, la mujer sin rostro, la mujer de papel, la desconocida, Adriana que en realidad no es nadie, April que tampoco es nadie eres tú eres como un sueño y soy un pobre soñador, no he fumado en un año y me acerqué a ella con el pretexto de un cigarro que no supo a nada y y a las puertas del metro ella dice como admira a quien puede vivir la vida con los pelos parados y ser punk y que le valga madres la sociedad y a ella la conozco porque es Dalia fotografié su tatuaje ese día ¿te acuerdas? y me abraza Dalia y me pregunta cómo está Amator. Y el alma se me sale y sólo puedo decir que estás bien.
Nada más.
Me despido de Dalia y la mujer educada por su padre que tiene el error de ser un artista y sabemos que los artistas no deberían tener hijos porque el amor por el arte lo echa todo a perder.
Soy un buen hombre. Puedo escribir poesía y prosa, y mejor dramaturgia que nadie en mi generación, he escrito parte del dogma de dos religiones, soy joven y hermoso aun en los momentos que no lo soy.
Por favor, abre la puerta.
En el espejo me arranco las canas que son inevitables.
El cielo truena y es hora de abrir el techo para que el monstruo vuelva a la vida o no pase nada.
-No me sentía como una mujer porque yo no olía bonito- Dijo ella.
-Deberias de escribirlo-
-Lo he intentado, pero no sale nada interesante.-

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